La Corte planteó que la naturaleza del asunto se relacionaba con la identidad de género autopercibida y los procedimientos administrativos y jurisdiccionales dispuestos para adecuar el acta de nacimiento de una persona cuando se solicite la concordancia sexo-genérica, lo cual conforme la opinión de la Corte Interamericana, no debe implicar una carga que no sea razonable o que su trámite en los juzgados no se solicite a través de diversos recursos.

Por ello, esta definición autónoma de identidad sexual y de género debe ser consistente con los datos registrales y de identificación, con lo cual además se protege su derecho al nombre, al libre desarrollo de la personalidad, a la privacidad y al reconocimiento de su personalidad jurídica.

Se resuelve que el derecho a la identidad de género debe ser reconocido sin importar la edad de la persona para garantizar el derecho a la dignidad humana, el cual es necesario para que la persona desarrolle integralmente su personalidad, por lo que en la sentencia se establece el procedimiento que deberán seguir las autoridades en cada caso concreto, a través de la escucha a la persona para identificar su opinión y obtener su consentimiento con perspectiva de infancia.